UNA LETRA EN EL OCÉANO

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domingo, 22 de noviembre de 2009

El Secreto




Desde niña mi madre me advirtió que debía ser positiva, ver las cosas como si siempre fueran a salir bien porque, según ella, de esa forma efectivamente saldrían bien. Yo, al oírla, pensaba... ¡vaya tontería!. Pasaron años, muchos años y la vida poco a poco me fue demostrando que es cierto, que todo en la vida lo va marcando uno mismo, lo bueno, lo menos bueno, lo absurdo, lo impotente, lo vano, lo vanal, lo desidioso, el maltrato, el amor, el desamor, la amistad, el vacío, la desdicha... La desgracia no, la desgracia viene sola (siempre que no sea mucha desgracia ¡claro!, porque esa, para mí, por muy mayor que ahora sea, sigue cayendo del "cielo" o del "infierno", como nos hacían creer las monjas en el cole cuando aún vestíamos de marrón y calzábamos "gorilas" impecables con calcetines a juego. El caso es que a mí me parecía algo lejano, tan lejano, que no me importaba nada lo que me estaba diciendo. Yo me sabía una niña muy buena, ayudaba en casa, también colaboraba en sendos negocios de mis padres, cuidaba de mis hermanos -tres eran tres como las hijas de Elena- porque mamá andaba todo el día trabajando y, aunque lo hacía bajo los techos de nuestra casa, las clientas no me dejaban acercarme porque la entretenía, ¡brujas!, así que yo creía que jamás me tocaría nada malo. ¡Ilusa!). El sufrimiento por culpa de la envidia también viene solo sin que se lo llame nadie y se vuelve primo hermano de la desgracia, desgraciadamente; se instala a nuestro lado y nos asfixia de pena y de impotencia. Por más años que cumpla no alcanzo a entender qué será el chic que provoca la envidia, en casa nunca me lo enseñaron y jamás lo vi en ojos de nadie de los míos, cosa que agradezco y me enorgullezco, porque pienso que deben pasarlo realmente mal los que la padezcan, porque al envidiado lo fastidian, pero... ¿y lo mal que lo deben pasar ellos?.

Pues bien, no presté atención a las palabras de mamá y me equivoqué. Qué razón llevan las madres en todo lo que dicen y qué poco caso les hacemos mientras no nos pasan "el testigo", ¿verdad?. Mi visión ahora la marca la experiencia de que todo lo que decía mi madre es tan cierto como que Dios existe, aunque haya mucha gente que se empeñe en negarlo.

Como caída del cielo, me ha venido mi nueva amiga inglesa, Karma. Nos vimos el sábado para intercambiar idiomas, y después de charlar un buen rato, sin más me dice: "Debes ver El SECRETO". ¿EL SECRETO? ¿QUÉ ES EL SECRETO?, debes verlo, y de ahí no salía, así que no tuve más remedio que, al terminar nuestro encuentro linguístico, salir sin pausa y con mucha prisa, al primer video club que encontré y sacar el dichoso "SECRETO", y digo dichoso porque aunque parezca raro, no soy curiosa, sin embargo esta tarde inauditamente sí lo estaba siendo. ¿Qué querría decirme con "El SECRETO" Karma?. Una vez en mis manos, asido a mis manos como si mi vida fuera en ello, tomé mi automóvil y me fui directa a casa.

Llegué tarde y cansada, pero era tal el suspense que se me había creado, que decidí abrir mi portátil y engullir las imágenes que de allí salían. Lo hice como me dijo Karma, en inglés, para ir abriendo oídos al idioma que comparte con Shakespeare y que yo, por desgracia casi he olvidado, ya que desde el año 79 en que terminé mi licenciatura, apenas he tenido ocasión de hablarlo y se olvida, digo que si se olvida... Ni que decir tiene que opté por ponerle subtítulos en español, "porsiacá"; así que cogí un yogourt del frigo para no perderme nada.

La primera imagen... una chica rubia, de pelo largo como yo, que debía tener una edad semejante a la mia, de semblante y aspecto similar al mío, en absoluta soledad, como yo en estos momentos; con una nota manuscrita de su hijo, en un post-it, sobre la cubierta de un libro, de la misma forma en que yo tantas veces he recibido de manos de mi niña. El hijo parecía vivir fuera, la mía también, y ella parecía triste y perdida por su ausencia, yo también. Y mi cuiriosidad me iba superando a cada instante, hasta el punto en que comencé a sentir mi corazón cómo latía. Lo incierto siempre da miedo, es cierto, pero no alcanzaba a entender por qué me estaba poniendo tan nerviosa el "temita". No sé por qué, es cierto, pero imágenes y música unidas me asustaban y no me atrevía a seguir mirando. Tú eres tonta, me dije, y me sonreí como si en ese momento yo fuera mi igual, mi melliza. De súbito, recordé la carita de karma y la ilusión que tendría cuando comentáramos su recomendación, así que continué pegada a la pantalla por el mero hecho de no defraudarla.

Conforme iba avanzando el documental, más me sorprendía que fuera precisamente una recién conocida la que me había recomendado tamaño documental y sentí una satisfación inusitada por saberla más cercana a mi pensamiento de lo que yo la había creído en un principio. Las imágenes corrían y yo iba encontrando frase a frase con mi vida, con mi pasado y también con mi presente, al que me hubiera gustado llegar un poco más tarde y un poco menos sola, y me di cuenta de muchas cosas que hasta el momento no había sido consciente. Corroboré que había cosas que hasta ahora había hecho mal, no por ser malas, sino por ir en contra de lo que era bueno para mí (yo nunca estuve en mi vida porque estaba demasiado ocupada resolviendo problemas ajenos) y me reconfortó el hecho de que hubiese por fin llegado el momento de mirarme en el espejo; pensé que, aunque ya creía que no habría demasiados cambios en el devenir de mi vida, tal vez estuviera equivocada, tal vez yo también tendría derecho a tener otra oportunidad para arreglar entuertos.

Así que aquí estoy, intentando crear de nuevo un camino más certero por el que gastar mis botas nuevas, dispuesta a alejarme de personas y cosas que hasta ahora dirigieron mis pasos, algunas por las que hubiera dado la vida si me la hubieran pedido y que gracias a Dios que no lo hicieron, jajaja.

Hoy quiero compartir este momento con vosotros, y quiero recomendaros lo que mi amiga Karma me hizo ver a mí, el documental titulado EL SECRETO. Así que si creéis que todo está escrito en vuestras vidas, vedlo y veréis como obtendréis muchas respuestas a preguntas que hasta ahora no habíais podido contestar y otras que dejaréis de haceros porque será una reafirmación de que lo que hacéis lo hacéis bien.

Suerte en vuestro andar, amigos, ¡mucha suerte!.
Un beso
Eva

2 comentarios:

Edu dijo...

La desgracia, es solo una circunstancia que se muestra como negativa al interes concreto. Un placer leerte.
Un Saludo

Eva María Velázquez Valverde dijo...

Gracias por tu comentario, Edu.
Un saludo
Eva